En una lamentable repetición electoral, que no ha servido más que para debilitar al bloqueo progresista, el partido socialista ha guardado los muebles y Unidas Podemos ha sobrevivido, salvándose por los pelos de ser arrastrada por un corrimiento general que sí se ha dado en la acera de la derecha.
En esta, Vox ha dado el sorpaso que ha sido también un zarpazo, merendándose a los de Ciudadanos con la colaboración del partido popular que se debate entre más derecha o más centro. Y pienso que optará por más derecha, para no dar cuartel ni justificación de espacio político a esta ultraderecha, arrogante y embravecida, que nos volvería a la cultura de la dictadura. Los de Vox reivindican el franquismo, que se está lavando socialmente por acciones, aparentemente neutras, como la indigna propaganda que se está emitiendo ahora mismo por televisión, anunciado una serie documental sobre Franco, en la que el dictador se presenta como un estadista de altura.
De Ciudadanos decir que tiene, con Arrimadas, su tarjeta black para aprovisionarse en sus orígenes. Si ya no socialdemócratas, si de centro liberal y, sin Rivera, incluso menos visceral antinacionalista, por lo que puede ensayarse en una formación centrada y nacionalmente uniforme española, pero sin que por ello salten sus esencias cuando se plantea tocar el tema territorial, incluso si se hablara de un federalismo incluyente. ¿Dónde estaría Manuel Valls si se hiciera esa reconversión?
Desde que pude contactar con Albert Rivera, y algunos de los suyos, me quedó claro que Ciudadanos, tal y como se presentaba, era una inutilidad política y que no iba a aportar nada positivo a España, si acaso peor, contribuiría a embrollar y tensar más el desapego entre catalanes y españoles, dentro y fuera de Catalunya. Y ahí, procede esta reflexión: Los políticos no pueden ser visceralmente anti algo. La política es, ante todo, encontrar y concertar acuerdos.
Y en eso está el presidente Sánchez, buscando puntos de encuentro para un gobierno viable, que dé estabilidad al país y que encare la cuestión catalana con el objetivo de superar el conflicto actual. Está ante su misión imposible dos, un gobierno progresista con la abstención del independentismo, al menos el de Esquerra. Se salió bien en su primer match point Pedro Sánchez, y con nota, ganando por goleada de dos tercios en sus primarias. Pero ahora no solo debe enfrentarse a los perdedores de aquella reválida, con amenazas sonadas como las de Rodríguez Ibarra que se irá como se fuera Rosa Díez para estrellarse en la irrelevancia, sino principalmente a un PP, espoleado por Vox, que tiene la ayuda del aparato mediático y sistémico (Aznar instigando) de la derecha del IBEX, tratando de atemorizar al personal y a la militancia socialista, para que no respalden la virtualidad de un gobierno con Unidas Podemos y con la vuelta del pactismo catalán.
Lo previsible salvo catástrofe, pactar con el PP o terceras elecciones, es que este interregno se resuelva con la abstención táctica de Esquerra, no por amor sino por necesidad de permitir un clima de sosiego, con que afrontar la próxima etapa post sentencia del procés.
Y Esquerra no debiera albergar temores a verse superada electoralmente por JuntsxCatalunya, porque fuera considerada demasiado moderada frente al verbalismo exacerbado de Torra. La sociedad catalana, las encuestas lo confirman, ya ha percibido que el Procés no tiene mayor recorrido que el de buscar minimizar las penas de los condenados y suavizar la situación de los que están en sus exilios particulares. Por eso mismo, el seny que vuelve, premiará que Esquerra haga viable un gobierno progresista que tenga voluntad de llegar a un acuerdo de reconciliación.
Artículo de Paloma Esteban en El Confidencial en 17/12/2016
Rivera se divorcia de la socialdemocracia y ya contempla entrar en futuros gobiernos
Albert Rivera presenta este sábado a su consejo general los borradores de un nuevo ideario y estrategia política para el futuro inmediato definiendo al partido como liberal, progresista y demócrata
17/12/2016 Paloma Esteban. EL CONFIDENCIAL.COM
Ciudadanos se hace mayor. (…) Ciudadanos se enfrenta a una actualización determinante de su ideario y dará el visto bueno a una nueva estrategia de cara a futuros procesos electorales que apostará por entrar en los gobiernos autonómicos y municipales tras una legislatura de «vigilancia» desde la oposición como ha sucedido en Madrid y Andalucía.
Por otro lado, la principal novedad ideológica supone la desaparición del término «socialdemócrata» en su definición, pasando a erigirse como un partido «constitucionalista, liberal, demócrata y progresista», según consta en el primer borrador que Rivera presentó este sábado al consejo general de la formación en Barcelona y que fue aprobado.
El texto original de 2008 elaborado por el jurista Francesc de Carreras también comprendía la intención de Ciudadanos de ocupar el espacio de «centro-izquierda no nacionalista» cuando su existencia se ceñía únicamente a Cataluña y el objetivo pasaba por asaltar el ‘cinturón rojo’, afirmación de la que en esta nueva ponencia no queda ni rastro.(…)
Otra novedad clave en la propuesta elaborada por la actual cúpula del partido se refiere a la «clase media», cuya recuperación sigue estando en el foco del partido, pero que solo existirá «en el marco de una economía de mercado donde los poderes públicos garanticen la libre competencia«. (…)
El vicesecretario general y número dos de Rivera, José Manuel Villegas, afirma a este diario que así es, y que en línea con lo demostrado y defendido, Ciudadanos es una formación «liberal en lo económico, progresista en lo social y fundamentalmente demócrata». (…)
Muchos dirigentes son partidarios de que Ciudadanos concrete aspectos de su ideología compatibles con seguir siendo una formación de centro. La eurodiputada crítica Carolina Punset insistió en ello en una entrevista con este diario cuando apuntó, incluso, que las recientes variaciones de los valores del partido desubicaban en muchas ocasiones a la sociedad y advirtió de la conveniencia de establecer ciertos parámetros.
Posición frente al nacionalismo
Combatir el nacionalismo y defender la igualdad de todos los españoles son la máxima esencia de Ciudadanos desde su creación en 2006. Las recientes controversias internasen torno a esta cuestión —a las que Rivera ha tratado de dar carpetazo— y con el partido dirigiendo la oposición en el Parlament de Cataluña hacen necesario un nuevo posicionamiento claro. En el borrador sobre la ponencia de valores, Ciudadanos defiende «una España unida y diversa que reconoce su historia y sus lenguas como patrimonio de todos, sin hacer de esa riqueza un arma política que ponga en riesgo nuestro futuro juntos».
Tal y como consta en el texto de estrategia política elaborado por el núcleo duro naranja, la alternativa propuesta por Ciudadanos frente al separatismo pasa por «defender el respeto y el cumplimiento de las leyes democráticas y ofrecer una alternativa democrática reformista en Cataluña y en el conjunto de España». Eso sí, la formación de centro aboga por «una verdadera coordinación, consenso y diálogo entre el Congreso de los Diputados y el Parlamento de Cataluña» para acometer las reformas necesarias. Un planteamiento defendido desde hace un tiempo por la líder naranja en la Generalitat, Inés Arrimadas, querespaldó después el presidente del partido, y que no comparten otros dirigentes territoriales.
Preparar al partido para 2019
Por primera vez el partido pone encima de la mesa la posibilidad de formar parte de gobiernos que no lidere. Sin duda, este ha sido de uno de los grandes debates en los últimos meses —primero en parlamentos autonómicos y después en el Gobierno de la nación tras acordar la investidura de Mariano Rajoy—. En ese sentido, el texto que este sábado defenderá Rivera ante el consejo general es muy claro aunque se refiere al ámbito municipal: «Ciudadanos debe estar preparado para convertirse en un partido de gobierno en nuestros ayuntamientos en aquellos lugares que los resultados de las próximas elecciones así lo permitan».
Si bien es cierto que el borrador defiende que si la aspiración del partido es gobernar España algún día, los ciudadanos «nos deben ver como un partido de gobierno». El diputado José Manuel Villegas confirma a este diario que el contenido de esta propuesta sería aplicable a partir de 2019, entendiendo la legislatura presente como el desembarco de Ciudadanos en ayuntamientos y parlamentos, como una «primera toma de contacto» y afrontando «la labor de vigilancia» en aquellos territorios en los que firmaron un pacto de gobernabilidad. Eso sí, aunque es tras las próximas elecciones autonómicas (*) cuando el partido de centro se plantearía tomar las riendas en la gestión, el borrador no especifica que no pueda ocurrir antes.
(*) Mayo 2019