La tácita cobardía «boumerang»

Cada año, y este como todos los demás, la extrema derecha y la derecha aprovecha el desfile de las Fuerzas Armadas, en el día de la Hispanidad, para mostrar su afiliación antisanchista. Las multitudes más aficionas a la loa al Ejército están ancladas en la imagen de Colon, de 2019, cuando la mayoría política que había echado al PP de la Moncloa había votado la investidura de Pedro Sánchez.

 

 

La manifestación en la plaza de Colón de Madrid, a un mes de la formación del gobierno de coalición, recibe ya a los participantes de esta protesta convocada por PP y Cs, al que se ha unido Vox, y que tiene como lema: ‘Por una España unida, elecciones ya’. La derecha española sale así a la calle n busca de una jornada «histórica» que inste a Sánchez a convocar comicios.

Los de la foto de Colón, 10 de febrero de 2019, el Partido Popular, Vox y los de Ciudadanos, Albert Rivera, en mi opinión máximo responsable de la bipolaridad radical que padecemos (probablemente impensable sin la referencia de un Trump como presidente patrimonialista y sectario), tacharon al gobierno de colación de ilegítimo, poco menos que de golpista. No voy a seguir por ahí.

Me interesa la actitud del Rey cada vez que aparece con el Presidente de Gobierno y tiene que darse cuenta de los abucheos que las masas congregadas profieren contra el Presidente.

El Rey no es un actor político pero sí, la Constitución, le otorga un cierto papel moderador, que no de árbitro, por lo que podría suponersele cierto rol de equilibrio y de buenas maneras, y tolerancia con aquello que pudiera no compartir.

Lo del diálogo con los independentistas que, según parece, es el gran argumento de los de Vox y el PP para no dar tregua al acoso y derribo contra el gobierno (lo de la intolerancia con Unidas Podemos, pienso, que es la excusa menor), puede que coincida con las conveniencias de la Corona por aquello de que no tiene otros respaldos sociales que los votantes de derechas pero esa afinidad de hoy, no fue la del hace 40 años cuando solo los franquistas, por obediencia debida al deseo del Franco, y los de UCD aceptaban la monarquía. Ni será, quizás la que tendrá que afrontar su descendencia.

El hecho de que el CIS no se atreva a preguntar por la monarquía es indicador suficiente para mostrar su debilidad. El Rey no ha sido muy hábil al abordar algunos temas.

Podría optar por otro camino viendo cómo se mueven las mayorías sociales y, de paso, hacer un buen servicio al País. Para empezar, una declaración institucional exigiendo el respeto debido a quien ostenta el puesto de presidente de gobierno. Y, haciendo gala de demócrata, rechazar la intolerancia de quienes se atreven a cuestionar la legitimad y el obligado cumplimiento del veredicto de las urnas.

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