Constatar, en primer lugar, el acierto de convocar elecciones generales antes que las municipales, como hiciera Adolfo Suárez en 1979. En segundo, que la valentía de buscar una solución a la cuestión catalana no ha sido lastre, como temían algunos.

Sobre esto, cabe recordar que hace un año, en pleno nuevo envite soberanista, una encuesta (GAD3, La Vanguardia, 19/03/2018) mostraba que el 67 por ciento de los españoles estaban por una reforma constitucional para proveer una solución pactada en la cuestión catalana, (el 48 por ciento consideraba necesario una respuesta política negociada, por un 41 por ciento que se mostraba en contra) y en Catalunya ese porcentaje se elevaba hasta el 72 por ciento. Entre votantes del PSOE, el 53 por ciento estaría a favor de esa solución constitucional, frente al 33 por ciento.

No hay duda que, tras la mayoría alcanzada en el Congreso y en el Senado, el PSOE tiene la posibilidad de solucionar el tema independentista por un periodo largo quizás, y dependerá del acierto en la gestión del asunto, para una generación o más. Por otra parte, el Presidente, me consta por haberle seguido y se trasluce de su libro, tiene convicciones ideológicas, no solo políticas, de modo que es sincero en su apuesta por la España multinacional y los nacionalismos tendrían su idóneo encaje territorial en una España Federal. Otra cosa será la dureza con que se encuentre, Independentistas y Ciudadanos y Partido Popular que impidan un salida negociada global.