La encuesta publicada este domingo en El Periódico, sobre las preferencias de los votantes socialistas en las primarias de junio, ha fortalecido la candidatura de Pedro Sánchez que cuenta con un 49,5 por ciento de preferencia, y debilita las expectativas de Susana Díaz, la representante del aparato, mientras que Patxi López, con el 26,7 por ciento, queda en la disyuntiva de planear una opción de consenso que evite dividir, aún más, un partido que tiene la necesidad de retomar su calidad de alternativa de gobierno en un momento crucial para España.
No solo está la cuestión de Catalunya, cuyo encaje en España no está resuelto desde la misma Transición sino, también, está en cuestión el propio Estado de las autonomías que se ha revelado con fallas importantes. Ineficiente, entre otras, porque el Estado soltando competencias a medias, ha originado duplicidades que sumado a la mala financiación ha acarreado desconfianza hacia las autonomías, que se cuelgan el sambenito de malas administradoras y gastadoras.
La continuidad, en el gobierno, de la actual política nacionalista sobre los mismos presupuestos ideológicos del liberalismo económico del siglo XIX, que ignora las identidades nacionales que han permanecido vivas y beligerantes a lo largo de la historia de España, y que han sido causa de episodios violentos en el siglo pasado, puede llegar a imponerse en una parte de España y eso solo llevaría a endurecer la confrontación entre territorios.
La responsabilidad de la actual situación está, sin duda, en el partido popular y en su incapacidad, su ADN del pasado se lo impide, por rectificar y hacer suyas las llamadas a la reflexión desde múltiples foros y voces. La última, si se quiere entender, la del propio Rey en la inauguración del Mobil Word Congress, en la que abogó por la “leal y generosa” colaboración entre las diversas instituciones del Estado, que es una “exigencia ineludible”, y es “la mejor vía para impulsar… y bienestar general de la sociedad.”
Pero las encuestas validan la gestión del partido popular. Según la publicada por El Periódico el domingo, el PP aumentaría un escaño a los 137 que consiguiera el 26 de junio, y con Ciudadanos que sumaría de 2 a 6 escaños más, rozarían la mayoría absoluta. Este escenario daría alas al presidente de gobierno para un zarpazo electoral y convocar elecciones. Quizás para final de junio, evitando así el choque con la Generalitat, impidiendo de facto el posible adelanto del referéndum.
Ante esa posibilidad, sea en junio, octubre o el próximo año, lo que ocurra en el principal partido de la oposición es relevante. Los electores socialistas prefieren a Pedro Sánchez cuyo ideario conocemos a través de un documento extenso, bien que impreciso en cuestiones como el engarce de Catalunya, muy abierto y que aterriza en la nueva coyuntura con soluciones que miran al futuro nacional y global. A la hora de conformar la nueva secretaría general el Psoe deberá tener en cuenta la opinión de sus electores y sopesar.
Ni Susana Díaz ni Pedro Sánchez son parlamentarios, lo que no sería obstáculo para su candidatura en un adelanto electoral pero su capacidad para forma gobierno sería totalmente distinta. Susana Díaz solo podría contar, a priori, con Ciudadanos; por el contrario, Pedro Sánchez recibiría los votos de Podemos Unidos y los nacionalistas.