El PSOE salvado, Susana Díaz hundida

El congreso del partido popular ha seguido el guión. Pero parecía, que con tal tranquilidad, podría aprovecharse para alguna apertura ideológica. En absoluto, los populares se han aferrado a su tradición conservadora y a su ideal decimonónico, eje de la política nacional española en las dos dictaduras que hemos padecido, una España nacional única y monocorde. Ni un atisbo de comprender la cuestión de Catalunya en la que solo Ciudadanos, otro partido de Corte, le sigue en ese frentismo suicida. A imagen del Aznar de las Azores seguidista de Bush, Rajoy quiere ser el interlocutor de Trump frente a a una Europa a la contra y que vuelve a mirar a la izquierda, ante el fracaso neoliberal responsable de la ola populista y antisistema que recorre el Continente. El partido popular permanece enredado en su propio gozo y va a gobernar desde el dogma de su verdad, guste o no guste. Atentos pues los partidos asociados. Si dejan que Rajoy siga maltratando la política nacional serán corresponsables de algún desaguisado que retornará y hará daño, como un bumerang. Aquí, habrá que ver cómo se desarrolla el congreso regional de Baleares. No sea que en aras de la unidad acabe en una componenda imposible, y siga el camino del pp catalán.

De Podemos, lo previsible. El leninismo de Pablo Iglesias se ha impuesto y sus votantes se han creído que van a conseguir el liderazgo de la izquierda, arrinconando al PSOE. Su coraje va más allá de su inteligencia política. Parece que los militantes de Podemos no han aprendido que el varapalo del 26 de junio fue, especialmente, un no al recetario de quienes creen que se puede dirigir un país desde los arrestos, como toro en cacharrería. Olvidan, los de Podemos, que no bastan buenas intenciones y credibilidad de las personas para ser buenos políticos. La honestidad, sin duda, es fundamental pero también competencia en aquellas materias y conocimientos, que son de aplicación en el ejercicio político. Para cualquiera que entienda de qué se habla cuando se trata de administrar y tomar decisiones, a falta de mejores indicadores, hemos de fiar de la instrucción académica y del perfil profesional del candidato a la hora de depositar la confianza en el servidor público. Ahí Podemos tiene debilidad, y el militante de las redes, quizás debiera tocar algo más el mundo analógico.

La tranquilidad durará hasta la primera prueba electoral, en la confección de las listas. Entonces se verá que las confluencias de Ada Colau y Mónica Oltra, se alejan del lenguaje frentista. Mientras, constatarán que el discurso izquierdista, el que ha representado Izquierda Unida en estos años, solo ha sobrevivido electoralmente en Catalunya, y de la mano de coaliciones transversales y nacionalistas, mientras era irrelevante en el resto.

El tercer acontecimiento político del fin de semana ha sido la presentación in pectore de la candidatura de Susana Díaz a las primarias. Hacia meses que ya no parecía tan entusiasmada como cuando instigó el golpe contra Pedro Sánchez. En su aparición del sábado sacaba labia pero no transmitía credibilidad. Había ganado peso, y ya saben los terapeutas cuánta ansia y desazón revelan los kilos de más. Su mirada era hueca, sin fijeza ni convicción. Y tal parece que vaya a presentarse por presión de los suyos y por orgullo,  que nadie entendería que no lo hiciera después del show.

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