Ayer se publicaba en El Mundo que el PP plantea ahora limitar el poder político de las diputaciones provinciales para que no compitan con las grandes capitales y las comunidades autónomas en la prestación de servicios.
Me parece excelente y habría que ir a una reforma profunda y, en algunas CC.AA. a su desaparición, Sobre la eficiencia de las administraciones publique un artículo en UH el 10-Noviembre-2009
Una nueva ordenación administrativa.
La reforma administrativa en Italia aviva el debate de si en España se habría que reducir el número de provincias y diputaciones, o su eliminación; la fusión de ayuntamientos de menos de mil, o cinco mil vecinos, o, como es mi criterio hacia la conformación de municipios de entre 25 y 50 mil habitantes, u otras iniciativas de reordenación administrativa y territorial.
La pretensión de la división provincial de 1833, fue crear unidades administrativas coherentes desde el punto de vista social y económico, de manera que pudieran tratarse y considerarse como unidades operativas, a la hora de planificar su desarrollo interior y su interrelación con las demás provincias estableciendo, así, mercados interiores, potenciando los tradicionales y locales, y ordenando marcos de relación más amplios: las regiones, agrupaciones más o menos históricas sin soporte administrativo.
En el siglo diecinueve se trataba de dar el salto del estado semifeudal al estado moderno del constitucionalismo liberal. Para ello, era precisa una nueva administración con criterios ilustrados y centralizada, para que interfiriera jerárquicamente la presión de los estamentos sociales locales en aquellos territorios que, bajo el caciquismo y al cobijo de los poderes localistas, impedían la modernización y la homogeneización del espacio económico sin las cuales no podría desarrollarse el país. Había, pues, un componente geoestratégico al crear ex novo territorios administrativos, útiles para conformar ámbitos sociológicos y económicos autónomos, que funcionarían bien hasta mediados del siglo XX.
Las provincias y las diputaciones, que fueron instrumentos administrativos de planificación y de desarrollo local, hoy tan solo se dedican a distribuir dinero entre pequeños municipios para carreteras, alcantarillado, infraestructuras de medioambiente y atención social, por lo que, estando sus funciones sobrepasadas por la realidad competencial de las comunidades autónomas, bien podrían gestionarse desde la estructura autonómica, en direcciones generales de cooperación Local.
Una nueva ordenación territorial y administrativa tendría que crearse desde las realidades económicas y sociales actuales, ex novo también, y desde las exigencias de una socioeconomía cuyos referentes están en Europa y la realidad de la globalización.