En Madrid, graves incidentes que recuerdan los de los barrios marginales de Paris, Marsella y otras ciudades francesas. Aquí, no se trata de segundas generaciones de inmigrantes, los había de primera generación pero también españoles, la ciudadanía descontenta INDIGNADA por la incompetencia y la poca entidad de las acciones tendentes a superar la crisis. No sólo, en cuanto las improvisaciones y el desconcierto de la implementación de medidas contradictorias, sino también por la incapacidad de los gobiernos que van a remolque de los dictados de los grupos económicos que están detrás de las agencias de calificación de riesgos, responsables también de esta crisis.
ES PRECISO una regeneración institucional, en el sí de las instituciones y su operatividad, que los políticos resuelvan los problemas de la gente y que sean capaces dar respuestas institucionales para salvar, también, la desconfianza con que el electorado acude a las urnas cuando es convocado.
Del movimiento de los indignados y de las manifestaciones recogidas por los medios de comunicación, cabe decir, que el 15-M supone un mandato social para la regeneración de la política y de las instituciones, y para la prevalencia de la política sobre la economía; estamos totalmente de acuerdo.