Publicado en UH, el 14/10/15
Impulsada por José Bono y Eduardo Zaplana, la Fundación España Constitucional hizo público un manifiesto firmado por 25 ex ministros en el que, tras un largo alegato sobre la validez de la Constitución, se preguntaba sobre si Cataluña estaba suficientemente reconocida en su singularidad.
En su apartado IX, dice el Manifiesto: Todos apreciamos cuanto representa Cataluña a lo largo de la historia. Por ello propiciamos ante la opinión pública un riguroso análisis sobre si su singularidad está siendo reconocida y valorada de manera justa y dar a continuación respuesta pertinente a las aspiraciones legítimas de los catalanes. Este análisis nos debe llevar a rectificar cuanto aparezca como equivocado, sin excluir ningún asunto, por delicado que sea, siempre que se haga, entre todos, de buena fe y con espíritu constructivo.
Que personalidades de reconocida incomprensión del nacionalismo, como José Bono, se decante por reconocer a Cataluña cierta estatus de excepcionalidad supone un ejercicio imprescindible de realismo político. Entre los demás firmantes están Marcelino Oreja, Rodolfo Martín Villa, Cristina Alberdi, Javier Gómez Navarro y conocidos liberales como los ex ministros de Asuntos Exteriores del PP Josep Piqué y Abel Matutes, que siempre se han mostrado comprensivos y, aún, favorables a un estatus especial de Cataluña en España.
Siguiendo la cuestión, toda apunta a que las próximas elecciones del 20-D van a tener cierto tinte plebiscitario en torno a la reforma constitucional y el hacia dónde. De un lado, quienes estarían por una modificación en sentido federal, el PSOE que ya lo ha incorporado en su programa, y Podemos, en el que destacados militantes se manifiestan partidarios de una España federal. Del otro, el PP y Ciudadanos que coincidirían en no querer tocar la Constitución, más que una reforma del Título VIII para reducir competencias autonómicas. Nacionalistas y regionalistas, a los que se supondría entusiasmo por el modelo federal, Unos, tienen la dificultad de su esencialismo ideológico que les acercan al soberanismo del derecho a decidir. Mientras los otros, recelan de un nuevo “café para todos” que diluya los hechos diferenciales.
Ante estas elecciones, los partidos tendrán que posicionare y hacer política sobre esta cuestión, superando sus barreras ideológicas y teniendo que ofrecer soluciones pragmáticas al tema de Cataluña y, por ende, a la necesaria racionalización de la financiación autonómica que levanta ampollas en las regiones netamente donantes. Del otro lado, los articulistas y opinadores políticos, si quieren contribuir eficazmente al debate constitucional, deberían cambiar el chip de tantas reflexiones y análisis acomodaticios, e inútiles, y ejercitar el atrevimiento intelectual pro-activo, superando parámetros que nos han llevado al conflicto institucional actual y aportando enfoques nuevos desde donde sí sean posibles soluciones sólidas y duraderas.
Hasta el 5 de noviembre hay tiempo, todavía, para que los partidos decidan sus estrategias de futuro y coaliciones. No deberían olvidar su responsabilidad ante cuestiones axiales de País: ¿Una reforma hacia un estado federal, el federalismo fiscal, o mantener el actual marco autonómico?
Resultats definitius de les Eleccions catalanes.
Junst pel Sí a 80.000 vots de la majoria absoluta.