2014, el fin de una época.

Año de efemérides por el comienzo de la I Guerra Mundial que marcó el fin de los imperios: el Austrohúngaro, el otomano, el de los zares en Rusia y el alemán, en sus pretensiones de expansión en Europa y África. Y dejó tocada la hegemonía británica progresivamente sustituida por la de Estados Unidos. Desde su entrada en la Guerra, y en la posguerra, Norteamérica experimentaría un impulso económico importante suministrando bienes de primera necesidad para poner de nuevo en marcha las economías europeas, con altos beneficios y poco riesgo mientras se ponían las bases para la reconstrucción. Eran los locos años veinte. Al final de la década, con un desempleo que no se recuperaba, las empresas ya no podían colocar sus productos en sociedades sin poder adquisitivo, cortándose el crédito: el Crac del 29. ¿Estamos saliendo de la crisis?

En España, el año ha estado protagonizado por la corrupción y la irrupción de Podemos. La corrupción de cargos del Partido Popular y la evidencia de tramas organizadas, llegando a salpicar al mismo presidente Rajoy que aún tiene que explicar el porqué de aquellos SMS, en que daba ánimos a Bárcenas: “Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos. Ánimo”. O las piruetas de Cospedal para justificar que se estuviera pagando el sueldo al extesorero, un año después de que ni siquiera estuviera en el partido. En cuanto a Podemos, ha puesto fecha de caducidad al régimen de las complicidades nacido de la Transición y, si se confirman las encuestas, va a obligar a que los partidos se reformulen y, en particular, a que el PP haga su transición, separando a esa derecha intransigente y autoritaria que define su política.

 

2014, el fin de una época 24.12.14

 

El año ha estado marcado por el proceso soberanista que arrancó con la sentencia contra algunos artículos del Estatuto catalán y que, para algunos partidos, debe conducir a la independencia. Ya hubo un procedente de separación de España, durante la ocupación napoleónica, cuando Catalunya pasó a formar parte del Estado francés a instancia de algunos afrancesados, que veían a Francia como la encarnación de valores progresistas: Declaración de los Derechos del Hombre, constitucionalismo y modernidad. Pero no fue hasta final del siglo XIX cuando Catalunya comenzó a trabar un discurso sólido con el objetivo político de recuperar su autogobierno.

Tras la guerra mundial, en el contexto del nacimiento de nuevos estados europeos, Catalunya se planteó su reconocimiento político.

La Mancomunitat, con escaso poder, fue capaz de construir instituciones y dinamizar la sociedad catalana, siendo el antecedente del Estatuto que se hizo posible durante la República; sin olvidar el proyecto estatutario de Cambó, que hubiera reconciliado a Catalunya con España y con la Monarquía.

En este año 2014, la cuestión de Catalunya tuvo otra oportunidad de acuerdo: la reforma de la Constitución que un Gobierno intransigente tiene por inamovible y esa cerrazón, es mi opinión, estaría entre los motivos de la abdicación del Juan Carlos, junto a su descrédito ante la opinión pública y el caso Nóos, y el miedo a que en una elecciones Generales pudieran repetirse el resultado de las Europeas y que una mayoría republicana dificultara la sucesión tranquila.

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