Cuando accedió a la alcaldía, Mateo Isern dijo que quería ser el alcalde de todos los palmesanos. Afrontó la responsabilidad de gobierno de Palma con la independencia de su reputación como profesional del derecho, sin ataduras, ni hipotecas políticas y dijo que recibía el honor de ser alcalde: con voluntad de servicio y de hacer lo mejor para la ciudad.
A pesar de disfrutar de una cómoda mayoría absoluta ha mostrado actitudes y talantes de cercanía buscando consensos con los partidos de oposición; siendo el político mejor valorado en una coyuntura que no destaca por la sintonía entre electorado y políticos.
Anteponiendo los intereses de la ciudad, por encima de los del partido, como al mantener el catalán como requisito para los funcionarios de Palma, separándose de la ley de la Función Pública que lo relega a solo mérito, u oponiéndose a la abusiva ampliación del puerto deportivo del Molinar, que supondría cargarse un testimonio paisajístico y cultural de altísimo valor histórico, y un atractivo turístico que aún está por promocionar, Mateo Isern tiene un perfil propio como gobernante y está llamado, si acepta el reto, a marcar un tiempo nuevo en un partido popular que pide a gritos una refundación.
Además del respaldo de las encuestas, Isern cuenta con el favor de sectores influyentes del partido popular, como el expresidente y referente del partido Gabriel Cañellas y algunos tradicionales ediles locales, como también de una militancia centrada, sensible a las identidades locales y harta de maniobreros del aparato que, como ocurre a nivel nacional, utilizan el partido en beneficio de sus propios idearios y prebendas, y de espaldas a los intereses y al sentir general de la sociedad.
El nuevo desencuentro con la Junta Territorial de Palma, viene motivado porque Mateo Isern ha dado luz verde al regidor, y presidente de EMAYA, Andreu Garau para que ponga en manos de la Fiscalía la documentación sobre, presuntas, irregularidades aparecidas al examinar la contratación y gestión del sistema de recogida neumática de basuras, interrumpido desde 2012. A raíz de la revisión de la documentación con el objeto de preparar la reclamación que el Ayuntamiento, en representación de los intereses de la ciudad, va a interponer contra la empresa instaladora aparecerían indicios de facturas duplicadas, y sobre obras no realizadas, que podrían poner en cuestión al gobierno municipal del PP entre 1998 y 2002, y a sus máximos responsables políticos.
La Junta Territorial de Palma, que ya manifestó su malestar porque el alcalde presentara el Plan General de Palma «sin que nadie del partido lo supiera» o que presentase los presupuestos de 2015 «sin haberlo consultado con el partido», considera éste, un acto de deslealtad, si no de venganza, y critica que el alcalde Isern piense antes en los intereses de los ciudadanos de Palma que en los del partido.
Con el argumento, del tú más, intenta desprestigiar al Alcalde aduciendo que no actúa con la misma transparencia respecto a, supuestas, irregularidades del anterior equipo municipal de Aina Calvo; la cuestión es, si la Junta de Palma es conocedora de esas irregularidades debería denunciarlas de inmediato si no quiere ser acusada de encubridora de los hechos.