Adolfo Suárez está cerca del final. Como homenaje a su persona y a su sentido de estado, me parece indicado reproducir el artículo que publiqué en un artículo en Última Hora, el 26-10-2013.
La Transición, y la figura de Adolfo Suárez, están otra vez de actualidad con motivo del libro “Puedo prometer y prometo”, que acaba de publicar Fernando Ónega refiriendo momentos, y decisiones importantes del ex presidente, que vivió en primera persona.
Sin haberlo leído todavía y por la entrevista, y tertulia, de presentación emitida por una cadena de televisión, pienso que valen la pena referir algunas frases ilustrativas de qué podría pensar Suárez del momento político y del actual catalanismo político. Ónega, sin querer entrar en especulaciones sostenía, en la entrevista, que la responsabilidad de la problemática actual estaría en que se habría ido demasiado lejos en las competencias transferidas, y de tibieza frente al nacionalismo catalán.
Haciendo memoria, y como consta en publicaciones de aquellos años, conviene traer a colación que la Transición fue posible porque se realizó un pacto territorial con dos vectores claros: el soberanismo vasco, con el protagonismo indudable del terrorismo de ETA, y el catalanismo, fruto del pacto político, articulado entorno a la Assemblea de Catalunya fundada a finales de 1971, que era la plataforma unitaria que agrupaba la oposición antifranquista catalana. En todos los planteamientos serios de salida política al franquismo estaba explícito un modelo territorial que reconociera el hecho diferencial de Cataluña y el País Vasco, al que se añadió Galicia, realidades nacionales que, además, se visualizaban por la pervivencia de sus lenguas respectivas.
El propio Adolfo Suárez, en un artículo publicado en un especial de Diario16 sobre la Transición, escribía “El Estado social y democrático de derecho es una creación de la razón y una construcción de la voluntad, que entre todos, Gobierno y oposición, hay que encarnar en los más profundo de nuestra sociedad, (…) y que hay que construir teniendo presentes sentimientos e intereses legítimos de todo los sectores que constituyen el pluralismo de nuestro pueblos”
Años antes, en su discurso de toma de posesión como presidente de Gobierno, había dicho que: “todo Gobierno que aspire a ser útil al servicio de la paz civil, tiene que respectar las leyes y esforzarse porque en ellas se reconozca la realidad del país”.