Asumir los errores y mirar al futuro.

Los partidos políticos forman parte consustancial del sistema político parlamentario democrático, como refería Tocqueville en “La democracia en América” (1835), a pesar de que aspiran a imponer sus puntos de vista en la comunidad, en la práctica, la interacción entre ellos contribuye al surgimiento de normas de tolerancia y a la institucionalización de los derechos democráticos. La reflexión del politicólogo es oportuna, en estos momentos de irritación contra partidos políticos, patronales, sindicatos y otras instituciones por abusos en sus cuotas de poder, y resulta imprescindible volver a la serenidad y recordar, como decía E.E. Schattschneider, “Régimen de Partidos” (1941), “que los partidos políticos crearon la democracia y la democracia moderna es impensable en otros términos que en los de los partidos”; nuestra democracia, su credibilidad y fortaleza, depende de la idiosincrasia y calidad de nuestras instituciones, principalmente, los partidos políticos.

La ciudadanía, quienes militamos en partidos (en el PP desde 2010), tenemos la responsabilidad de exigir profundas reformas en el seno de los partidos políticos, sindicatos y demás instituciones, para que no puedan darse hechos como los que la Justicia están develando.

El PP, atrapado por su pasado, necesita que el Presidente Rajoy lidere un borrón y cuenta nueva, con reformas estructurales que abran el partido y, se acabe con remuneraciones escandalosas, más propias de empresas multinacionales que del altruismo, y “sin ánimo de lucro”, que se supone de un partido político.

El Presidente, dadas las circunstancias y el ruido de butacas que se oye en el PP, debe de mirar ante todo por el bien y la salud institucional de España y, como vengo publicando, liderar un pacto de Estado, con el apoyo de la Corona, para una reforma constitucional que, además del marco territorial, aborde el sistema electoral, las circunscripciones electorales, y los partidos políticos su funcionamiento y sus procedimientos de elección interna. Como instrumentos fundamentales del sistema parlamentario los partidos políticos son cuestión de Estado por lo que el método de elección de los cargos debería de garantizar la representatividad de las sensibilidades internas.

Publicado en UH,17-08-13

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