España sólo se integrará como Estado Federal.

Tras las primeras elecciones democráticas comenzó el proceso constituyente que culminó el 23 de diciembre de 1977, cuando se envió el proyecto al Congreso de los Diputados. Durante las semanas en que la comisión constituyente se reunía en secreto, la prensa filtraba los distintos borradores sobre los que se trabajaba y, en temas sensibles como la estructura del estado, juristas, políticos y profesionales de diversa procedencia y adscripción, virtieron argumentos a favor y en contra de las distintas opciones que se barajaban. En ese debate, el federalismo tenía pocos defensores más allá de en Catalunya, y de algunas personalidades del centro, alrededor del partido de Suárez, y en la izquierda. En el socialismo, el partido de Tierno Galván se mostraba decididamente partidario, mientras el PSOE, nominalmente federal, no se atrevía a hacer bandera de una cuestión que levantaba recelos en buena parte de la población española; el centro, Andalucía y Murcia, donde el federalismo no se comprendía en su sentido integrador sino como separador, previo al separatismo.

Una encuesta de la fundación FOESSA, publicada en 1976, sobre las aspiraciones políticas regionalistas, revelaba que en Barcelona un 75,2 % se inclinaba por una opción autonomista o federal, por la independencia un 4,1 % y por el centralismo el 20,6 %. En el País Vasco y Navarra, la opción autonomista o federal, era compartida por un 61,8 % de los encuestados, la independentista por un 9,2 % y el 28,8 % prefería el centralismo.

En Valencia y Canarias, el autonomismo o federalismo estaba en torno al 57 %. En el lindar del 50 %, en Madrid, Galicia, Asturias y Extremadura, mientras que, en el resto del estado, se mostraban partidarios del autonomismo o federalismo menos del 40 %. Anecdóticamente, en Andalucía el 65 % se declaraba partidario del centralismo. Por lo que respecta a Baleares, la encuesta publicaba que la Zona Catalano-Balear, no se incluía a Barcelona, el 50,5 % se decantaba por autonomismo o federalismo, y el 40,5 % por el centralismo.

Una generación más tarde, el último barómetro del CIS (Septiembre), a la pregunta sobre la organización territorial del Estado, un 24,5 % estaría de acuerdo en volver al estado centralista; el 14,5 % estaría por quitar competencias a las autonomías y el 29,5 % dejaría las autonomías como están. Para un 9,1 % debería aumentarse el autogobierno y un 8,9 % estarían de acuerdo con que se reconociera a las Comunidades Autónomas la posibilidad de convertirse en estados independientes.

Para regionalizar los resultados de la encuesta, ¿Quién teme que se publiquen por Comunidades Autónomas?, resulta esclarecedor fijarse en el cruzamiento de datos con las afinidades políticas de los encuestados.

Quienes han contestado la encuesta del CIS manifiestan que en las últimas elecciones generales votaron: un 28,5 % al PP, el 24,7 % al PSOE, el 6,4 % a IU, el 3,6 % a UPyD, 3,1 % a CiU y 1,1 % al PNV, a nivel nacional. Pero el peso de CiU y PNV está en sus  respectivos territorios, en donde el 29,3 % votó a CiU y el 7 % a ERC en Cataluña; en el País Vasco el 24,1 % votó a Amaiur y el 27,4 al PNV. Salta a la vista que cabe adjudicar los incrementos de las respuestas a favor de más autonomía y autodeterminación, que se da en la franja del votante de centro derecha y centro izquierda, al peso de las comunidades catalana y vasca, como, también, las respuestas a favor de la autodeterminación en la franja electoral de la izquierda, se corresponde con la presencia de las opciones más radicales vascas y catalanas.

Estableciendo comparación entre esta encuesta del CIS y el informe FOESSA de hace 35 años, vemos que catalanes y vascos han aumentado su preferencia por el autonomismo, el federalismo y, también, la autodeterminación. Si en la encuesta de FOESSA, esa opción era de un 75,2 %, en el caso de Barcelona, y un 61,8 % en el País Vasco y Navarra, ahora, tras las elecciones autonómicas vascas, los partidarios de estas opciones están en el 78 %. Respecto a Cataluña, el sondeo del CIS, sitúa el respaldo a los partidos partidarios del federalismo o la autodeterminación en el 80 %.

Por lo que respecta al resto del Estado, interpolando los resultados de las últimas elecciones, se percibe que si en 1976 las opciones autonomistas y federalistas estaban entre el 50 y 57 % en Valencia, Canarias, Madrid, Galicia, Asturias, Extremadura y Baleares, y no llegaba al 40 % para el resto, hoy,  teniendo en cuenta las respuestas electorales, la confianza en  el autonomismo no llegaría al 40 %, aumentado quienes preferirían una nueva recentralización.

El choque de trenes parece inminente en el tiempo: urge que el partido de gobierno plantee un proyecto de estado federal que, siguiendo el precedente de la Constitución, redactada en seis meses, podría estrenarse en 2014.

 Publicado en Última Hora, en 15-11-2012

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