Este fin de semana se han puesto los cimientos de la nueva Unión Europea. Angela Merkel consiguió que el Bundestag y el Bundesrat, cámara que, a diferencia de nuestro Senado, sí representa a los Lands (al estar representados según su peso económico en la Federación), aprobaran el pacto fiscal y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) que serán instrumento de integración económica y un nuevo paso en el proceso de homogeneización en las condiciones económicas y financieras de los estados miembros.
La unión bancaria, supervisada por el Banco Central Europeo, y las propuestas en materia fiscal, supone el fin de la autonomía financiera y fiscal de los estados de la zona euro, y abre la posibilidad que desde la autoridad europea se puedan intervenir los presupuestos de cualquier estado miembro y se tomen decisiones sobre sus cuentas y sus políticas fiscales.
Más por necesidad que por vocación, nos hallamos ante la penúltima fase de la construcción del estado europeo: la unión económica.
Una espacio socioeconómico homogéneo que el euro habría facilitado, si no se hubieran enfriado las ambiciones políticas en una Eurozona, en el fondo escéptica, y las pequeñeces de una clase política y de empresarios políticos, que administran presupuestos débiles cobrando sueldos de países ricos sin pudor al despilfarro. La última cumbre europea apunta a un desafío de calado: una Unión Federal Europea, el modelo de estado al que conduce la literatura de los distintos tratados que han dado forma a la Unión, o una Unión Europea de Estados Federados, una reedición corregida de la situación actual en la que los estados miembros, según su cuota de peso político, participarían en las decisiones, consolidando a Alemania, y su círculo de influencia, en la cima del directorio europeo.
Este modelo “confederal” supondría, a medio plazo, el relajamiento de los compromisos entre los socios europeos facilitando que los estados, unilateralmente, establecieran vínculos de preferencia con otros extracomunitarios: el modelo que respaldaría el Reino Unido y que conduciría a un nuevo mapa político europeo.
Publicado en ULTIMA HORA, el 07-julio-2012