Rubalcaba ha buscado el cuerpo a cuerpo, huyendo de planteamientos macroeconómicos dónde no tendría argumentos en qué asirse, al haber sido corresponsable de la mala política económica del último gobierno de Zapatero.
A la defensiva, asumiendo el papel de aspirante a arañar votos al PP, Rubalcaba descendía, en cuanto había ocasión, al detalle del programa electoral popular pretendiendo obligar a Rajoy a que se enzarzara en puntos concretos, evitando abordar las cuestiones macropolíticas de fondo que son el verdadero debate político de estas elecciones.
Tirando de tópicos, Rubalcaba echó mano de las vendetas que tiene el socialismo en la Comunidad de Madrid. El tema de la pretendida privatización de la sanidad, los debates que se han originado en torno al modelo educativo, los recortes en las partidas presupuestarias, etc. Rajoy ha eludido entrar en temas de detalle y ha regateado con soltura enhebrando el hilo conductor de un discurso ordenado, coherente y creíble. Mientras el candidato socialista, sintiéndose toreado con solvencia, mostró el rostro desencajado en varias ocasiones.
El presidenciable popular, que en ocasiones parecía desconcertado ante la insistencia de Rubalcaba en reclamar contestación a sus preguntas directas (que recordaba aquellas intervenciones de Julio Anguita, cuando desde la tribuna repetía aquello de programa, programa, programa), recuperaba el discurso interrumpido, sin asomo de duda ni titubeo, continuando la exposición ordenada y convincente, insistiendo en la convicción de que con la creación de empleo se asegura la viabilidad del estado del bienestar.
En el alegato final, Rajoy se dirigió a los televidentes para convidarles a trabajar juntos para cambiar la situación y con el esfuerzo de todos conseguir superar la difcícil situación, asegurando que se está preparado, y que disponemos de argumentos para ganar esta partida. En el otro extremo, Rubalcaba ,con aspecto melancólico, reclamaba salvar las conquistas sociales buscando el apoyo de los suyos.
Al final del debate, Rajoy es más Presidente mientras Rubalcaba es más jefe interino de la Oposición.