Tenemos fortalezas y capital humano.

A medida que avanzamos en el deterioro de nuestra posición ante la crisis, detectamos con mayor claridad los factores que pueden allanar el camino hacia la recuperación. Básicamente, racionalizar el gasto, con reformas estructurales precisas y no improvisadas, y activar la reflexión empresarial en torno a sus rendimientos y capacidades para posicionarse en el futuro, y su disposición a asumir retos antes las grandes cuestiones de geoestrategia económica.

La sociedad ha interiorizado, con más o menos convicción, la necesidad de reformas profundas en las instituciones: evitando duplicidades funcionales, con criterios de competencias exclusivas; revisando estructuras políticas poco justificables, algunos piensan en las diputaciones o en la fusión de ayuntamientos, buscando tamaños medios que permitan mejor operatividad, y modificaciones legislativas de calado, que garanticen la transparencia en las cuentas públicas; utilizando Internet como el medio principal para la relación con la ciudadanía.

Pero, la asignatura que ahora ya urge afrontar con toda seriedad es la validez y solvencia del tejido empresarial, y su adecuación, para el modelo de crecimiento económico que enmarcan los nuevos paradigmas económicos y sociales del futuro.

En Baleares, a poco que se despeje el horizonte, la actividad volverá a la economía estimulada por la construcción, que con ratios mucho más bajos que en el pasado, se verá favorecida por modernizaciones en el sector turístico: inversiones del estilo de las anunciadas en Magalluf o la reforma dela Playa de Palma. Sin embargo, siendo importantes, serán inversiones que no van suponer nuevos yacimientos de actividad ni de empleo, sino que serán, por su propia característica, de corto recorrido.

El esfuerzo mayor, pues, habrá que dirigirlo hacia otras iniciativas, entre ellas, y no de poca entidad, aquéllas que sepan aprovechar las fortalezas que suponen las marcas de  Mallorca e Ibiza, y algo menos Formentera y Menorca, que hemos sabido posicionar en Europa. Marcas, con alto valor añadido, que es posible asociar a un amplio panel de nuevas propuestas empresariales; para ello, naturalmente, hacen falta empresas con visión y liderazgo, que apuesten por innovación y calidad, orientadas a la satisfacción del cliente; y con menos mentalidad de contable, menos cortoplacistas y menos ansiosas por repartir dividendos.

 Publicado en UH, ayer, 15.10.11.

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