El gobernador del Banco de España, Miguel Fernández Ordóñez, ha reconocido hoy que lo que ha visto en la Caja del Mediterráneo (CAM), donde se han descubierto importantes irregularidades tras ser intervenida por el supervisor en julio, es «lo peor de lo peor». Es normal que los episodios de contabilidad creativa, las indemnizaciones millonarias y la pretensión de cobrar pensiones vitalicias de sus antiguos gestores, los mismos que llevaron a la entidad a la ruina, «escandalicen a la gente”
La CAM ha sido la institución financiera de las últimas legislaturas de la Generalitat Valencia. Primero con Zaplana, y el desastre de Terra Mítica, un intento burdo de hacer la competencia a Port Aventura, después de que Benidorm no fuera capaz de seducir a los inversores americanos; por lo demás, es evidente que el tipo de turismo en el que se ha especializado la costa alicantina, de tercera edad, no era lo más apropiado para ese tipo de inversión de ocio. Luego, otro desastre económico, el de Camps, y su alcaldesa, que nadaban en la abundancia socarrona, tirando de ladrillo a mansalva, todos han tendido a la CAM para financiarles sus grandilocuencias a la carta. De ahí, la quiebra, como las Caixes catalanes intervenidas que han financiado al tripartito.
Cabe esperar que la Fiscalía entre a saco y no permita que los adminsitradores que se han lucrado contra la lógica del negocio bancario salgan indemnes. Hay una figura jurídica, que es delito, sobre manipulacion dolosa para subir el precio de las cosas, que sería aplicable por analogía.
ES IMPORTANTE QUE EMPECEMOS A CAMBIAR EL SENTIDO DE LA PENA HACIA LA RESTITUCIÓN Y LA INDEMNIZACIÓN, al estilo anglosajón. Ciertamente, a la sociedad lo que más le importa es resarcirse del daño.
MAÑANA, SÁBADO, PUBLICO EN ULTIMA HORA.