Mientras llega el gobierno económico que apadrinan Merkel y Sarkozy, son precisas decisiones a corto, y de largo recorrido, que aporten credibilidad en nuestras fortalezas de futuro económico. Continuando con la tesis planteada en un artículo anterior, la convergencia con la economía alemana, cinco podrían ser, en mi opinión, las líneas prioritarias de actuación en Baleares.
Modernizar el mercado laboral y sindical, en el ámbito de nuestra comunidad, profundizando en medidas como las aprobadas en junio, dando prevalencia a los convenios por empresa y por territorios, sobre sectoriales y de zonas geográficas más amplias. Lejos de romper la unidad de mercado, quimera imposible pues el mercado ideal no existe, la utilidad de este avance en la negociación colectiva permite ajustarse a las realidades del mercado propio. Un marco laboral, homologable con el modelo alemán, mejor estructurado y representativo (no sería posible una huelga convocada por un sindicato minoritario), dotaría de seguridad y previsibilidad a las relaciones laborales; y contribuiría a un nuevo clima relacional que, naturalmente, habría de seguirse de un esfuerzo del empresariado por asumir criterios de gestión y mejores estándares de relación laboral donde no quepan, por ejemplo, subcontratas a la baja con remuneraciones que suponen niveles de calidad inaceptables.
El modelo empresarial de las empresas baleares tiene que asumir nuevos retos en innovación, gestión y relaciones de capital humano, y asociarse, en relaciones de calidad concretando joint-venture y partnerts de referencia con capital alemán, sobretodo en aquellos sectores económicos en que se da complementariedad entre demanda y oferta. Como se da ya en algunas empresas de referencia, en el subsector hotelero, hay que activar intercambios accionariales y de integración de modo que el empresariado balear interactúe, a efectos prácticos, como marca de la zona alemana y, también, que empresariado balear forme parte del tejido empresarial alemán compitiendo en el mercado global desde el mismo centro de la zona euro. Y una buena oportunidad para proyectos conjuntos entre empresariado balear y alemán está en Líbia, cuyo nuevo gobierno, sin duda, se propondrá el desarrollo turístico, sabedor que el turismo es el mejor soporte para crear un tejido económico e institucional estable.
Desde las instituciones, habrá que promover convenios de preferencia entre iniciativas alemanas y baleares recuperando sinergias y afecciones generadas en los inicios de la actividad turística, definiendo espacios de interés y de negocio en proyectos concretos; en servicios educativos y culturales, donde hay posibilidad de programas compartidos en enseñanza secundaria; en servicios sociosanitarios, aprovechando las fortalezas de calidad asistencial, clima, comunicaciones y modernidad, hasta programas más ambiciosos, en convenios institucionales de mayor alcance que, extendiéndose a países como Reino Unido, países nórdicos,…, tendrían en Alemania a su socio de excepción.
Una cuarta línea de acción es posible dirigirla hacia el posicionamiento, en esto se han anclado buenos cimientos, del sector agroalimentario como producto de excelencia, en la doble vertiente de seguridad alimentaria (en estos días se descubre el poco rigor de los controles de calidad de producciones en países emergentes) y de la exclusividad de las producciones limitadas. Aquí, se trataría de saltar del nivel de lo comercial hacia empresas de capital mixto, de manera que estar en Alemania suponga consideraciones de mercado local y, también, que nuestro sector tome posiciones empresariales.
Desde los inicios del turismo, quizás por el recuerdo del archiduque Luis Salvador, Baleares mantiene con Alemania una afección especial pero son los liderazgos de la sociedad civil quienes tienen la tarea y la responsabilidad de liderar con amplitud de miras, y sentido patriótico, hacia dónde encardinar nuestro futuro. Es tiempo de decisiones estructurantes como cuando líderes alemanes y franceses, aún en plena posguerra, dieran el paso haciala UniónEuropea.