Vuelta al trabajo. El reto: Converger con Alemania.

Tras la interrupción de dos meses, vuelvo a reactivar el Blog. Han habido cambios en la presentación y en las entradas de las páginas de incio.

Resulta significativa la nueva entrada CONVERGER CON ALEMANIA, que va a constituir una de los temáticas principales de reflexión  y análisis que nutrirán de contenido el Blog.  

A modo de justificación publiqué en UH, 23-08-11, el artículo Converger con Alemania, la apuesta estratégica, en la que expongo porqué debemos adelantarnos a la, inevitable, unión federal europea avanzando un proceso de convergencia uniateral en España y Alemania.

En relación con esta la tesis me parece oportuno reproducir algunos párrafos de un artículo que se publica en EL PAIS (11-09-11), por Luis Doncel «Europa siente el vértigo del abismo»

«Tras los problemas de julio para acordar el segundo plan de rescate a Grecia; las turbulencias de agosto que dispararon la prima de riesgo italiana y española y derrumbaron las Bolsas; y el temor de estos días a una nueva recesión se palpa el vértigo. La vicepresidenta Elena Salgado ha descartado por enésima vez que España vaya a ser intervenida, pero el secretario general de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, contó que el presidente del Gobierno le había dicho en agosto que el país estaba al borde del rescate. Un día más tarde, el sindicalista matizó que la expresión de Zapatero no había sido «rescate», sino «situación delicada».

A principios de semana se reunieron en el Banco de España decenas de entidades -bancos, cajas, fondos de inversión, aseguradoras- para estudiar las pérdidas que les ocasionaría la quiebra griega. En realidad, esta posibilidad abriría un boquete relativamente pequeño en las entidades españolas, que solo tienen 800 millones en deuda helena. Pero las réplicas del terremoto serían imprevisibles. Después podría caer Portugal, donde España concentra un tercio de la exposición de la banca, en torno a 75.000 millones. Y después, el abismo.

Si aquí las cosas están mal, en Italia casi peor. Su deuda pública supera ya el 120% del PIB -frente al 63% español- y los vencimientos a los que Roma tiene que hacer frente en los próximos meses casi triplican los del Tesoro español. Pero, ¿sería posible rescatar a economías de tanto peso? ¿Supondría la ruptura de la unión monetaria? A la primera pregunta, Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros, responde que no es imaginable un mecanismo de auxilio para España similar al de Grecia. «En cambio, sí avanza un proceso que ya hemos visto: la limitación de la capacidad de maniobra del Gobierno», asegura. El cambio urgente de la Constitución para consagrar la disciplina fiscal, en contra de la opinión que hasta entonces mantenía el propio Gobierno, sirve como ejemplo de esta reducida capacidad de maniobra política.

Respecto a la posibilidad de que el euro se rompa, Ontiveros justifica su negativa con un argumento de peso: «Uno de los principales beneficiados de la moneda común es Alemania, que no va a permitir que eso ocurra. La propia Merkel acaba de reconocer que el euro ha contribuido mucho a la prosperidad de su país». Precisamente en ese discurso, la canciller reiteró su negativa a los eurobonos, que, según algunos analistas, son una de las pocas salidas que le queda a la eurozona. Merkel, en cambio, dijo que su implantación supondría la creación de la Unión del Endeudamiento, en lugar de la Unión Europea.

Al margen de que Grecia acabe arrastrando al resto del continente o no, parece claro que a España le esperan años de decisiones muy duras. «No nos queda otro remedio. Esto pende de un hilo», asegura Carbó. «Seguramente Europa no sea un área monetaria óptima, pero tiene que empezar a comportarse como si lo fuera. Esto va a requerir sacrificios tanto por parte de los países periféricos (flexibilizar su mercado laboral para aumentar su competitividad sin posibilidad de devaluación) como de los centrales (aceptar cierto nivel de solidaridad fiscal con sus vecinos)», resume Ángel Cabrera, director de la escuela de negocios estadounidense Thunderbird. Con este panorama y con el empeoramiento de la coyuntura económica en los países desarrollados, se esfuma la recuperación que hace meses parecía al alcance de la mano»

Como colofón a este artículo, reafirmo la necesidad de tomar iniciativas constructivas, dando la vuelta al calcetín de la parálisis, y repensar nuestra situación desde la perspectiva del futuro económico que se configura.

Debemos, colectivamente y con pleno pargmatismo,  fijarnos retos creibles y cercanos, superar recelos y temores y dar un paso adelante, de calidad tal como el que supusiera la formación de la Comunidad Económica Europea, precedente de la UE.

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