Los debates electorales en tv, los cara, casi nuca resuelven nada al electortado porque los candidatos se enfrentan en posiciones desiguales. El que está en el gobierno tiene que convencer de que ha sabido llevar bien su legislatura y que básicamente sabrá tomar decisiones acertadas en el futuro. Y, el que quiere estrenarse, tiene que insistir en la calidad de su programa, su buena voluntad y la capacidad, por convicción, honestidad y transparencencia como argumentos para que la ciudadanía le confíe el País.
Y, ése, a mi modo de ver, fue el desarrollo del guión de anoche. No convencería a los que no lo estuvieran y, en todo caso, sirvió para que quienes no habían tenido ocasión de conocer a Bauzà lo vieran en un directo. Estuvo bien, con algunas lagunas propias de la inexperiencia en salir en los medios, y eso que es un excelente comunicador, y abusó de mostrar estadísticas. A Antich se le vio en estatus presidencial, lleva ocho años (una primera y una segunda edición) eso deja huella en las nalgas, y da oficio de domina lde os recursos de la impostación y el lenguaje no verbal; tomaba apuntes con rostro asertivo, pero luego no aprovechaba en el turno de intervención para replicar. Bauzá, menos puesto en esto, mostraba sospresa en el rostro cada vez que Antich le recordaba situaciones peliagudas.
Enfin,salió bien Bauzá, que se desenvuelve mejor en la relación directa del tú a tú, y Antich, puso todo para intentar salvar los muebles ante la que se le avecina.