Toca la inteligencia política.

Reflexionaba Jordi Pujol, “que ante el estrangulamiento que padece Catalunya por el déficit fiscal, ya no tenía argumentos para frenar el independentismo”. Las declaraciones venían  a propósito de la demanda de pacto fiscal, que pretende reducir los desequilibrios que tiene la economía catalana respecto a los retornos por parte del estado central; un 9% de déficit fiscal, alrededor de 15.000 millones de euros, tres veces más que el rescate que ha pedido la Generalitat.

La Diada, mutatis mutandi de cuántos independentistas hay en realidad, evidencia que la grieta que se está abriendo entre Catalunya y el resto del Estado no es para menosprecio. Menos aún cuando hay ruidos inquietantes, en foros cercanos a los cuerpos armados, que recuerdan tiempos en que la milicia se saltaba las normas constitucionales y actuaba por encima del poder político, imbuidos de una visión mesiánica ante la cual todo era permitido; “antes roja que rota”, fue el testamento in pectore del general Franco.

Y a todo eso el presidente Rajoy, al que sigo apoyando porque pienso que está poniendo orden en las cuentas, aunque flaquee en reformas administrativas que atañen al ámbito local, contesta con una insulsa respuesta de guión en la entrevista del lunes pasado en televisión.

“En este momento lo que no toca es el lío, ni la disputa, ni la polémica, en este momento lo que toca es la unión, la colaboración y la cooperación…si conseguimos crecer y crear empleo, la Generalitat tendrá más dinero y el estado, la administración central del estado también, y todas las autonomías también…”

En efecto, toca la cooperación, pero no querer enterarse de la contestación en Catalunya, seguir por esa táctica de “dejar que las cosas se reconduzca por sí solas” puede abocar a situaciones muchos más difíciles. Catalunya no va a querer esperar a que mejoren las cuentas para proponer un nuevo reequilibrio en las aportaciones al fondo interregional. Tiene la experiencia del proceso que llevó a la Transición, cuando algunos constituyentes convencieron que alcanzada la estabilidad democrática se podría revisar la estructura del estado, incluso la propuesta federal. El País Vasco, capitalizó la sombra de ETA, Catalunya desarticuló Terra Lliure.

Publicado en ÚLTIMA HORA, el 15-09-2012

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