El debate ha permitido resituar oficialmente las posiciones de los grupos parlamentarios. Destacable que Melià se ha desligado de los pactos de legislatura lo que abre la posibilidad de iniciativas conjuntas con el PP cuyos límites aún están por verse a pesar de que no se contemple, aún, la moción de censura. Fiol después de reflexionar sobre la “tábula rasa” con que Antich trató a UM, pagando justos por pecadores indiscriminadamente, cesando a políticos ajenos a los casos de investigación judicial y, aún, con manifiesta buena gestión, se lamentó de que la debilidad parlamentaria del president pudiera paralizar la institución. Enrocado en la tenencia del poder, Antich hizo manifestaciones retóricas de pactismo pero dejando bien claro que no iba a modificar su calendario, sin duda, desde la seguridad de que, a lo peor, no necesita apoyos parlamentarios para llegar a la cita electoral del próximo año; se encargó de dejar bien claro que iba a gobernar en iniciativa legislativa, hasta donde pudiera y, en ejecutiva, desarrollando el programa que se había propuesto para el que no necesita de la aquiescencia de nadie.
Como si las demás formaciones políticas no pensaran en los intereses de la ciudadanía; como si no estuvieran preocupados por la situación económica y por el paro, o por el incremento de la exclusión social y la frustración que, mes tras mes, evidencia la incapacidad de este ejecutivo de crear riqueza, el president Antich repitió hacia la saciedad que él pensaba en las personas. Expuso cifras comparativas con otras comunidades autónomas en que Baleares resultaban ventajosas sin contextualizarlas con otras variables; que no son comparables ratios estadísticos entre regiones con potencias y tejidos económicos muy diferentes.
Valió la pena el debate porque la visualización de esta crisis era necesaria para que los grupos políticos fijaran ante la opinión pública sus posiciones, sin que los medios de comunicación tuvieran que sustituir al parlament; forzando a juicios precipitados de los diferentes líderes políticos que, en ningún caso, podían sustituir el criterio oficial de sus partidos. La ciudadanía sabe, ahora, la realidad política dela Comunidady puede evaluar la trayectoria de las formaciones políticas representadas en esta legislatura de cara a la cita del año que viene.
UM va a tener que convencer, y justificarse ideológicamente, como partido. Las prácticas corruptas que han practicado algunos de sus más conocidos líderes han dejado al partido en cuadro y sin apenas liderazgos con gancho y conocidos por el electorado. Melià, de sólida formación ideológica, digno sucesor de su padre, es, quizás, quien mejor representa los valores del nacionalismo integrador e interclasista, del corte de Convergencia en Catalunya. Después de haber detentado el poder, durante décadas, UM había cobijado vicios estructurales con los resultados no deseados de clientelismos, de todos conocidos, donde ejercían demasiado los personalismos cuya final enla Justicia se veía venir. Tenía, el President, que tomar medidas drásticas pero no ha sido justa esta limpieza, que más bien, se parece a un puñetazo sobre la mesa en un afán de afirmar su autoridad; en claro guiño a los votantes de la izquierda que hoy no le votan, pretendiendo apropiarse de los éxitos del sistema judicial. Dentro de quince meses veremos si el propósito de Antich de fagocitar a EU, que recuerda aquél otro de Cañellas contra UM, tiene éxito o si la izquierda nopesoista es capaz de posicionar un discurso propio.
Por lo que respecta al PP, en esta legislatura se ha dada cuenta de los riesgos de la hegemonía política. Tras la cascada de casos de malas prácticas e incompetencia y los de corrupción, judicialmente en curso, el partido popular está terminando su catarsis y culminando su proceso de renovación.
El personalismo del anterior presidente consiguió bula de intocable tras su paso por el ministerio, lo que facilitó que atláteres, más o menos cercanos, mellaran en áreas de decisión fuera de control. Recordando a aquel hermanísimo de Guerra, de los últimos años de González; es probable que a Matas le nacieran enanos de los que ni siquiera conociera su existencia. Esta lección ha sido aprendida por el PP de Baleares y los nuevos líderes manifiestan su convicción de encarar la nueva etapa con mayor sentido de equipo y menos personalismos, y haciendo bandera de transparencia. Si, como parece, Juan Ramon Bauza es elegido presidente de los populares de Baleares se habrá culminado la renovación y arrinconado el lastre de la peor legislatura autonómica aunque, paradójicamente, la primera en se tomaron decisiones de calado estructural, polémicas algunas, pero esenciales para encarar el salto a la nueva competitividad a la que nos debemos adaptar.
El PP tiene ante sí la responsabilidad de constituir una alternativa de gobierno sólida, por capacidad de gestión de gobierno, y coherente con la idiosincrasia sociocultural de las Islas. No puede caer, otra vez, en titubeos respecto la realidad constitucionalmente, estatutariamente bilingüe del territorio y, por lo tanto, no debe caer en tibios compromisos en torno a la obligatoriedad del catalán en la enseñaza y el funcionariado. Del otro lado, debe de recobrar el sentido de la autonomía, respecto a su propio partido, como hizo Cañellas y el propio Matas, acometiendo las políticas institucionales desde la realidad de cada institución, pero sin olvidar que, a la postre, las decisiones políticas se revalidan a través del respaldo electoral y éste no siempre discierne bien a través de los diferentes instancias representativas: Govern, Consells, Ayuntamientos.