Anteayer se publicaba que cuatro jefes de la Empresa Municipal de Aguas y Alcantarillado de Palma (Emaya) cobran más que un ministro del Gobierno central (68.981 euros) y que el propio president del Govern balear, José Ramon Bauzá (65.584 euros). Mientras las arcas del Ayuntamiento de Palma están al borde del abismo, como afirmaba el pasado jueves el teniente de alcalde de Economía y Hacienda –el popular Julio Martínez– hay altos cargos en el área de limpieza de la mayor compañía municipal (138 millones de presupuesto) que siguen atando los perros con longaniza.

Y esos no son más que pequeñso ejemplos. Hay que mirar la diferencia salarial entre cometidos similares en las distintas administraciones locales. Calvià, por ejemplo, y la empresa Calvià 2000.  Qué decir, también, de la sobrevaloración del funcionariado de la CCAA, las escalas inferiores, en relación a la Administarción general del Estado, y en particular, el sueldo de Guardia Civiles, Policía Nacional en relación a la Policía Local de Palma o de Calvià.

Aquí, también, hay que meter acometer reestructiraciones. ¿De qué manera? Probablemente, con una redimensionamiento y reajuste de funciones de manera que se articulen derechos adquiridos y funciones y responsabilidades más amplias, desde la integración de las policías locales en demarcaciones territoriales más amplias.