Un pacto realista.

 

Tras la última encuesta de Metroscopia, El País (7/2/16), que  refleja que la mayoría de los ciudadanos prefiere un gobierno reformista PSOE- Ciudadanos que cuente con el apoyo o la abstención de otros partidos políticos.  Y los movimientos en la esfera de Podemos (Compromís va a negociar con Sánchez al margen del grupo matriz, Podemos), la imposibilidad de En Comú (Catalunya) de renunciar al referédum y la rigidez de las Mareas (Galicia) de no querer dar su brazo a torcer, Sánchez solo podría contar con parte de Podemos para negociar la investidura.

Comrpomís y la marca «nacional» de Podemos, 4 + 42 diputados, 46.

En mi opinión, lo deseable sería un  pacto de gobierno encabezado por Pedro Sánchez con Ciudadanos y Compormís con la «marca nacional» de Podemos. El primero debería asegurarse medidas orientadas a los autónomos y fiscales que liberalicen pero que faciliten la actividad económica de los autónomos los más castigados en la crisis ya que además de arriesgar su poco patrimonio tienen la misma precariedad que los trabajadores a tiempo parcial. Podemos, debería asegurarse una completa revisión de las leyes que desprotegen a quienes han sido expulsados de la vida laboral y un programa de reindustrialización y reestructuración del mercado.

Todos tendrían que comprometerse a la reforma de la ley electoral verdadero distorsionador de la voluntad de los votantes. En esta legislatura no va a ser posible tocar  la reforma constitucional, pero sí sería posible la reforma electoral (Ley orgánica que solo necesita la mayoría del Congreso); abordar el cambio de la ley electoral y en ella, parte importante, las circunscripciones para la elección de senadores (en lugar de la provincia, las Comunidades Autónomas).

La cuestión de las diputaciones sería la segunda gran reforma estructural. Están en la Constitución, por lo que no se puede n tocar como entidad, pero su transferencia jerárquica a las CC.AA. permitiría su adaptación al Estado Autonómico en lugar de actuar como un contrapoder.

Un gobierno de Sánchez, coalición de 3 sería posible si se pactara de antemano éstas y otras reformas de calado para volver a las urnas en un plazo de 18 meses a 24 meses, en qué sí podría encararse una reforma constitucional  con madurez.

Este horizonte podría encajar al nuevo ejecutivo de la Generalitat que ralentizando su objetivo final, proporcionaría tiempo para soluciones intermedias.

Ultimo sondeo.Matroscopia

 

Artículo publicado en UH, el 3/2/2016.

Una encuesta sobre las expectativas de voto en el caso de la repetición de las elecciones Generales. Según esa proyección, el PP obtendría 136 diputados y el PSOE 96, siendo los únicos partidos que ganarían respaldo electoral, al contrario que Podemos y Ciudadanos y, sobre todo de Unidad Popular que se quedaría con un solo diputado. Ante esas expectativas, sería razonable que Podemos y Unidad Popular se plantearan concurrir en Coalición.

 

Con una candidatura unitaria entre Podemos y Unidad Popular, la  simulación de la encuesta apuntaba a que el PP podría conseguir 128 escaños, el PSOE 93, Podemos-Unidad Popular 78 y el gran perdedor sería Ciudadanos que se quedarían con solo 26 escaños. De modo que si con el actual hemiciclo el PP y Ciudadanos necesitan 13 diputados para llegar a los 176 de la mayoría absoluta, en la nueva situación necesitarían 22 escaños. Así, aunque en unas nuevas elecciones el PP consiguiera mayor número de escaños, sin duda, saldría perjudicado en su capacidad para formar gobierno. Entonces, ¿Por qué Rajoy se empeña en encaminarse hacia ese escenario?

El PP perdió todas las papeletas para presidir un gobierno de amplia coalición a lo largo de la pasada legislatura, por el uso despótico de su mayoría. Se arrogó una mayoría social que no tenía y que, a la vista del histórico de las últimas veinte años, nunca tuvo. Ganó amplia-mente en 2011 por el degaste del segundo gobierno de Zapatero, que no supo valorar la profundidad de la crisis, y con el encargo de sacar al País de la crisis pero no para que la ortodoxia pepera pusiera del revés la España de las conquistas sociales y de los consensos. Visto la estrepitosa pérdida de votantes, 3.600.000 y 63 escaños, está bastante claro que el voto de 2011 fue de lo más coyuntural.

Ni Rajoy, ni ningún otro  elegido según su patrón (Bauzá para entendernos), tiene credibilidad para armar consensos contra las leyes que impuso desde su mayoría absoluta y su conservadurismo retrógrado. Por eso, inevitablemente Rajoy ha comprendido que debe retirarse de optar a la reelección y que ya solo puede fiar de nuevas mayorías para sobrevivir políticamente. Vano empeño. Al PP solo le queda la refundación alejándose lo más posible de su presente aciago. Día a día se conocen nuevos episodios de corrupción pareciéndose, en Valencia, a aquel GIL que tenía cautivada a Marbella, que le votaba elección tras elección, dando pie a especulaciones sobre si no quedará mucho todavía por aflorar en cuando se esté fuera del poder.

La Cuadrilla de Valencia

El patriotismo de Rajoy ¿del PP? queda en entredicho cuando amenaza con utilizar su mayoría absoluta en el Senado para bloquear cualquier ley que no cuente con su respaldo. Es una actitud despótica que ni siquiera tuvieron las Cortes franquistas cuando Adolfo Suárez propuso la Ley para la Reforma Política.

Rajoy, y buena parte del partido popular, empezó a estar fuera de la realidad cuando no supo encajar la derrota electoral de 2004. Se pasó la legislatura acusando al socialismo de instigar los atentados islamistas del 11-M, y arremetiendo contra el nuevo Estatuto de Catalunya, boicot y recogida de firmas, hasta llegar al Constitucional. De aquellos barros, estos lodos.

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