De convicciones ideológicas de derecha liberal, sustancialmente recentralizadora, Bauzá tiene el crédito de su decidido empeño contra la corrupción y la transparencia en la gestión política, garantías muy sólidas que le validan como un buen candidato a Senador autonómico, ahora que se avecina la reforma de la Institución.
En cuanto al partido en Baleares, José Ramón Bauzá tiene que dimitir, sin duda, y dar paso a una Gestora, de no más de diez miembros, presidida por alguien de reconocido prestigio y que esté al final de su carrera política. Quizás un edil municipal o parlamentario en Madrid, y compuesta, a partes iguales, por miembros de la actual dirección, por significados políticos de referencia en el partido y por caras nuevas; militancia alineada con aires de renovación.
El PP necesita una refundación a nivel nacional, incluso un cambio de nombre pero eso, naturalmente, debe decidirse a su debido tiempo después de las próximas elecciones generales y en un congreso extraordinario. Entretanto, y de forma inmediata para afrontar ya la convocatoria de las Generales con candidaturas coherentes con la nueva etapa, el PP de Baleares debe de encarar su propia regeneración y redefinición a través de un Congreso regional, si finalmente se autoriza, o una Convención regional que podría convocarse incluso para el mes de agosto o, lo más tarde, para el primer fin de semana de septiembre.
Las fortalezas con las que el PP balear ha gobernado en estas décadas, han sido el diálogo abierto y cooperador, y el respeto y la concertación de los grandes temas políticos con los demás interlocutores y partidos: El modelo educativo y lingüístico, el medio ambiente y las relaciones con la sociedad civil. Es preciso, pues, recuperar esas fortalezas si quiere continuar siendo el partido mayoritario pero, además, tendrá que realizar algunos ajustes de rumbo significativos ya que el futuro político ha cambiado con la entrada de nuevos partidos como Podemos, el PI, que seguirá creciendo, y Ciudadanos con el que el PP va a tener que competir por el centro político liberal y no nacionalista.
El PP no puede seguir siendo el punto de amarre de todo el espacio ideológico de la derecha. Un partido de centro derecha no puede pretender satisfacer y representar al centro sociológico y, al tiempo, posiciones ideológicas de derecha radical que deberían buscar su visibilidad a través de formaciones políticas propias. Del mismo modo que el partido socialista puede ocupar el centro izquierda gracias a que la izquierda más radical está en Izquierda Unida y, ahora, en Podemos, el PP sólo podrá representar el centroderecha si renuncia a ese conservadurismo doctrinario que debería de estar en formaciones más a su derecha.
El votante del PP, alrededor del 60 por ciento según el CIS, se define como democristiano o liberal, (muchos de ellos liberal demócratas, críticos con el neoliberalismo). Del 40 por ciento restante, casi la mitad, se posicionan como conservadores del estilo de los partidos europeos de nuestro entorno. El PP, pues, en coherencia con el espacio electoral que representa, tiene que reforzar su ideario centrista: democristiano y liberal, y con conservadores no doctrinarios y dar un paso al frente, apostando por el federalismo, único modelo capaz de aportar estabilidad territorial.