La sorpresa del 20-D podría estar en los partidos de ámbito autonómico. Las coaliciones de los nacionalismos con Podemos en Cataluña y Galicia, a la vista de que encuestas precedentes tienen capacidad para atraer votos de la bolsa de indecisos. No así en Valencia por la torpeza de una Mónica Oltra que, enardecida e insensata, en la noche electoral lanzaba un “viva als Països Catalans” contribuyendo, ahora, a que en la Comunidad Valenciana vuelva a ganar el PP más corrupto de España. En Baleares, la falta de visión de estado de los nacionalistas, y cierto purismo intelectual, hicieron inviable coaliciones que podrían asegurar un escaño nacionalista que ahora está en el aire.